Hermandad del Prendimiento de Almoradí: El Mesías

“El Mesías” surgió por la inquietud de algunos cofrades del Prendimiento por recuperar el “Lavatorio de manos de Pilatos” que, allá por la mitad del siglo pasado, la hermandad representaba desde el balcón del Ayuntamiento de Almoradí.

Después de varios intentos, a mediados de 1994, Manuel Lucas “Manolete” se hizo cargo de la dirección del proyecto, a la que se unió Gregorio Canales, acordando repartirse la elaboración del guión y dirección.

Los ensayos comenzaron en la nave de Agustín Ruiz, allí se pintaron en el suelo unas rayas a modo de improvisado escenario, y allí se repartieron los papeles para todos los actores, mientras Rosario Cabrera “La Roja” iba cortando trajes ayudada por otras muchas mujeres.

Y así fue como en la Plaza de la Constitución, abarrotada de espectadores, con casi ochenta personas del Grupo de Teatro del Prendimiento, el Miércoles Santo, 12 de abril de 1995, se representó por primera vez en la historia reciente de la Hermandad “El Mesías”, un drama sacro sobre la vida y la muerte de Jesús de Nazaret, logrando momentos verdaderamente inolvidables y un éxito rotundo, a pesar de los muchos detractores de este proyecto, ya que nadie sabía como se iban a desenvolver un grupo de casi cien actores aficionados en su primer contacto con el género dramático.

El éxito obtenido se vio refrendado en 1996, al realizar la segunda representación en la que se amplió la obra, añadiendo nuevos recursos técnicos de imagen y sonido, así como aumentando el número de actores participantes (más de 110 personas).

Pero no se puede hacer referencia a los comienzos de “El Mesías” sin hacerlo también a José Hernández Murcia, tristemente desaparecido. El hizo, entre otras muchas cosas, y por citar algún ejemplo, las antorchas para la escena del prendimiento o la cruz en la que muere Jesucristo en la escena final. Hasta que su salud se lo permitió ayudó con su esfuerzo y su trabajo en todo lo que hacía falta, incluso llegando a hacer de Barrabás en algún ensayo.

Muchas han sido las anécdotas a lo largo de estos quince años. Por citar alguna, recordar la representación en la que la burra que llevaba Jesucristo al escenario dejó un “regalo maloliente” en el pasillo, y cuando el ciego se encaminaba al escenario tuvo que agudizar sus otros sentidos para esquivar el “regalo”. O aquel ensayo general en el que falló el sistema de sujeción de la horca de Judas y casi nos quedamos sin él.

A partir de 2009, y tras el esfuerzo demostrado por las diferentes directivas se consigue que la obra sacra erigida por la Hermandad del Prendimiento de Almoradí, pase a tener la condecoración por parte de la Consellería de Cultura de la Generalitat Valenciana de "PATRIMONIO CULTURAL LOCAL"